Abel Fleury, sabedor de la leyenda del viento

Un 9 de agosto de 1958 se iba de este plano el hijo más distinguido de la ciudad de Dolores: don Abel Fleury.

Atahualpa Yupanqui, en su libro «El canto del viento», escribió lo siguiente: «Fleury, músico y, además, artista, tocaba sus preludios criollos, sus estilos y milongas, quizá para ese gaucho invisible, anónimo y atento, que oía en la penumbra el mensaje de una guitarra con dignidad. Por eso daba el paisaje en su música…». Ese era Don Abel, quien nació un 5 de abril de 1903, en el seno de una familia humilde. A los 11 años recibió su primera guitarra, instrumento que se convertiría en una extensión de su cuerpo.

Con 20 años viaja a Buenos Aires en busca de suerte. Allí conoce al actor y recitador Fernando Ochoa, quién le facilitaría el conocimiento del público y la posibilidad de varias contrataciones. En ese entonces, además de su labor solista, fue director de conjuntos de guitarra a los que llamaría escuadrones, y que obtendrían una importante popularidad.

Su relativo éxito con el público lo decidió a seguir su carrera como concertista de guitarra, abandonando a aquellos escuadrones que dirigía en su juventud.

Realizó varias giras y llevó su música a Europa, actuando en importantes universidades. Al regreso de uno de esos viajes, enfermó y rápidamente sucedió el deceso. Tenía apenas 45 años. El poeta uruguayo Yanandú Rodríguez, le dedicaría estás sentidas palabras, las cuales describen sutil y certeramente la corta pero prolífica existencia de Don Abel:

«Pájaro nochero, volcador de pasiones auténticas, ahonda la llaga de la emoción a través del embrujo de sus dedos. Siembra a voleo la semilla musical de sus canciones, dialoga con los arroyos, con los árboles. Se aleja solo, infinito de distancia en la noche sonora de la pampa.

Apareció ante un escuadrón maravilloso de guitarras y fue asombrando los rumbos con los clarinazos de sus bordonas.

Abel Fleury no es un guitarrista más, es la guitarra toda por donde se asoma el alma de la patria.»

por Federico «Poni» Rossi

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